miércoles, 13 de abril de 2016

Sancho Pe




Dicen las malas lenguas que Sancho Panza, tras el óbito de su amo, se sumió en una profunda depresión con evidentes trastornos somáticos y múltiples disfunciones orgánicas. 

Encerrado en la sacristía de la iglesia del pueblo de cuyo nombre no logro acordarme, se bebió dos cueros del dulce néctar predestinado a la consagración eucarística y, en una fantástica pirueta espacio-temporal, escapó de su maniqueísmo determinista malo-maldito y fue a parar misteriosamente al Globe Theatre de la ciudad de Londres, dando con sus huesos en una tragedia que allí se representaba. En el acto se enamoró de la voluble protagonista, Desdémona, que andaba coqueteando con mucho desdén en la anegada Venecia. Antes de finalizar la obra, Sancho –Mr. Bacon para los británicos– hubo de salir por pies, haciendo mutis por el foro, como lo hiciera en su momento de la efímera y fantástica ínsula, dado que el celoso y proceloso marido, Otelo, malaconsejado por el malhadado Yago lo buscaba para ajustar cuentas, apretarle los machos y el gaznate. Shakespeare no quiso acogerlo como personaje de sus obras ya que el fiel escudero quijotesco no había estudiado en un colegio bilingüe y su currículum carecía de los créditos suficientes; más bien tenía muchos descréditos. 

Doña Teresa Panza, enterada de los devaneos de su despendolado consorte, quiso arruinarle su inmortal existencia literaria contratando los ominosos servicios litigantes de un abogado matrimonialista a la par que, una vez descubierto también su don de ubicuidad temporal, decidió acudir a los paupérrimos programas televisivos de Tele-cínico para evidenciar el abandono conyugal de su pareja y participar como jurado en concursos mediáticos, dada su habilidad para quedarse con la boca abierta como grandílocua papamoscas.

Sancho, tras numerosos viajes interiores –con la inestimable ayuda de los derivados del cáñamo y el patrocinio de Lexatin 1.5– logró salir a flote en un plató de cine donde se rodaban escenas de Torrente 6. Inmediatamente fue contratado como doble del protagonista dado su parecido físico-intelectual.


Las últimas noticias apuntan a que Sancho Pe –ahora se hace llamar así– se ha amancebado con la Princesa del pueblo (pueblo aborregado, como el cielo en algunas ocasiones) y ambos amenazan con publicar sus sentimentales memorias.

3 comentarios:

  1. Creo que Sancho Pe debería escribir sus sentimentales memorias para degustación general y premio consuelo de tanto malavenido jubilado,estudiante sin montura,caballero perdido tras espejo de andanzas y romántico desposeído hasta de musa.Todo dicho en consentido masculino para no escandalizar florines literarios,no vaya a ser que con mal arte de cuerdas siderales,sin querer,décon crepúsculos en similares universos Stephenianos.Albricias!!!

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  2. Gracias por tu visita, Analía. Siempre es grato leerte. Tengo que pasarme por tu blog, que con los líos de la Antología ando un poco perdido. (Cuando te lleguen los dos ejemplares que te he enviado, me avisas...)

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  3. Gracias por tu visita, Analía. Siempre es grato leerte. Tengo que pasarme por tu blog, que con los líos de la Antología ando un poco perdido. (Cuando te lleguen los dos ejemplares que te he enviado, me avisas...)

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