Aunque mi
punto de vista pueda ser subjetivo y sesgado –que no torcido ni tendencioso–
por mi devoción a la poesía y como aprendiz de poeta, me atrevo a exponer mi
opinión sobre este libro de Manolo Marcos con el fin de que le llegue la
retoalimentación que todo creador literario espera de su obra y por si a algún lector avezado
extrae algún dato que le sirva de excusa para leerlo.
Como dicen que
una imagen vale más que mil palabras (ya será menos...), lo importante, antes de
abrir el libro, es su portada. Está claro que solo a un cordobés (no sé si de
nacimiento o de adopción) le está permitido el retruécano visual de presentar
a su ilustre paisano, D. Luis de Góngora y Argote metamorfoseado con un botijo. Licencia poético-plástica
que, a buen seguro, haya hecho carcajearse a Don Dámaso Alonso y Fernández de las Redondas y no digamos a
D. Francisco de Quevedo Villegas y Santibáñez Cevallos..., allí donde estuvieren o habitaren –y si
conservan aún el buen humor, uno y la inquina el otro, claro está–.
Y el título no
es menos esclarecedor: Tácticas de
payaso, toda una declaración de intenciones para que el futuro lector esté
preparado, predispuesto a ser absorbido dentro de un mundo absolutamente
poético. Pero este universo lírico tiene varias caras, según se mire, según se
lea y según se sienta. Como ya ha habido otros autores (Rafael Escobar, Paco Muñoz,
Juan Poz...) que han hablado del libro de Manolo Marcos, de las coincidencias
con Ory, Valle, Alberti, de la Serna... me voy a limitar a presentar una visión
diferente. Yo lo titularía «Tácticas para la lectura de Tácticas de payaso».
Estas son:
1. Llévese el
libro (o la tableta, porque está editado también para este formato) el primer
día de su compra en el metro o en el autobús. Lúzcalo, muéstrelo como sin querer queriendo, que diría el Chavo del ocho... Si aprecia una sonrisa en su
vecina o una mirada inquisidora en su adlátere es que, además de ser fisgones y de haber caído en su trampa, han
advertido el significado de la portada.
2. Lea
libremente. No importa repetir un poema, volver atrás o ver, antes de tiempo, cómo acaba el libro
con un magistral texto titulado "Poeta a domicilio" (Me recuerda a la
poeta de guardia –Gloria Fuertes–). Si es de los que subrayan, hágalo. Hay
fragmentos que merecen destacarse para una nueva relectura. Añada sus
comentarios. Resuma un poema en una palabra o en una frase. O cámbiele el
título como hice yo cuando leí:
A otra cosa, poesía
A tragarte el alambre
de espino.
A poner de raíces las nubes.
A vagar por la calle desnuda
y verás que te encuentras
en todas las cosas cotidianas,
y que el último mono de la cola
es el poeta,
cargando en la espalda
una montaña anónima de tripas.
A poner de raíces las nubes.
A vagar por la calle desnuda
y verás que te encuentras
en todas las cosas cotidianas,
y que el último mono de la cola
es el poeta,
cargando en la espalda
una montaña anónima de tripas.
(Pensé:
"Y la poesía descendió a los infiernos", pero luego me gustó más su
título original).
3. Abra su
mente, siéntase aludido. Deje que la poesía merodee por su corazón:
Te prefiero cobarde,
señor intelectual
[...]
Te prefiero cobarde.
¡Hay tanta falsa valentía con corbata por ahí,
bien cagadita en los pantalones,
sosteniendo la idea de que todo va bien!
¡Hay tanta falsa valentía con corbata por ahí,
bien cagadita en los pantalones,
sosteniendo la idea de que todo va bien!
No te cargues al lomo
esta vida de bueno
ya ves:
hasta los niños te hacen cortes de manga por la calle.
ya ves:
hasta los niños te hacen cortes de manga por la calle.
4. Observe
cómo le duele la vida al poeta y hasta su propia poesía, aunque lo lleve con
donaire y elegancia. No se pierda los avisos para navegantes de
una sociedad acomodada, y las críticas cargadas de
desinfectante metafórico para que, cuando lleguen a su destino, curen las heridas
de la indiferencia o de la altanería, aunque eso escueza.
5.
Recuerde algunos de los fragmentos del libro como "No mires tanto el móvil, mira un membrillo." y espéteselos a
bocajarrro a alguno de sus mejores amigos que, de inmediato, pueden dejar de
serlo o pedirle prestado el libro para no quedar atrás en esta carrera del conocimiento y de la vida.
6.
Contacte con Manolo Marcos en su blog: http://al-juarismi.blogspot.com.es/ y
coméntele cualquier inquietud. Los poetas solemos ser muy pacientes.
Jaco
Liuva