Buscando llaves para… cerraduras ausentes es el título del libro de Diana Maura, antropónimo alternativo de la voz creadora de Mª Ángeles Marcos Alonso.
Este poemario es un recorrido
literario por la frontera entre el sentimiento y la razón, un paseo por los
límites entre el sueño y la realidad.
El título, e
incluso la imagen de la portada, preparan al lector para adentrarse ("buscando") activamente en la obra e indagar las claves
de los mecanismos especulativos y líricos que permitan obtener respuestas al
lance que Diana Maura nos plantea.
Ella misma se
va a encargar de presentarnos el reto en la primera página:
Nos
pasamos la vida buscando llaves
para cerraduras ausentes. Puede que
ésa sea la verdadera razón de nuestra
existencia, o puede que sea sólo una
distracción para aquello que es irreme-
diable.
para cerraduras ausentes. Puede que
ésa sea la verdadera razón de nuestra
existencia, o puede que sea sólo una
distracción para aquello que es irreme-
diable.
Son múltiples
las propuestas que
nos va a sugerir Diana Maura, en cuanto a la forma –estrofas, citas, avisos,
aforismos, notas– y variados los contenidos a los que el lector se ha de
enfrentar, dominando sobre todo las reflexiones personales:
Hay muchas palabras en
los silencios...
El camino
de la vida
conduce a un destino irremediable,
sería suicida regodearse en ello,
no hay huida posible.
conduce a un destino irremediable,
sería suicida regodearse en ello,
no hay huida posible.
(De "Búsqueda".)
Vivo un
letargo infinito
que me
desacredita humana,
en una
nube profunda de abandono.
(De "A veces... soy nadie".)
los anhelos:
Volemos juntos,
sin darnos la mano
sin ataduras complejas
sin darnos la mano.
(De
"Volemos".)
Y tanto
tiempo
llevan los senderos
borrados por rastrojos...
que ya no encuentro
llevan los senderos
borrados por rastrojos...
que ya no encuentro
el camino
de regreso.
(De
"Y es ya tanto el tiempo / que llevan tapiadas / las
ventanas...".)
Bésame
sin
romperme,
como
murmullo de río
que se
acerca,
terciopelo
y seda,
brisa...
(De "Bésame".)
y los
recuerdos:
Y fuimos
canto
y fuimos
un para siempre.
un para siempre.
(De "Nosotros...".)
Regrésame
en notas alegres
de
recuerdo plácidos,
en una
sinfonía que recupere
todos
aquellos besos
de
nuestras noches
y todas
las palabras
de
aquellos días.
(De "Resucítame en
recuerdos".)
Y yo,
que te
mostré mis alas...
me
deshago ahora en vuelo de paloma,
en un
mensaje efímero
de
aquello que fui
y...
que tan
pronto enterraste.
(De "Y yo,...".)
Por si el
receptor se ha olvidado del fin último del poemario, la voz poética le recuerda, hacia mitad de la
obra, su situación:
¡Estoy aquí!
... buscando llaves
para cerraduras
ausentes...
Mientras
tanto, nos vamos dando cuenta de que amor (Hacedores de sueños, / tú y yo / jugando a
ser dioses.) y desamor (Tu amor, / que no era tal, / se despertó en odios...) aparecen reiterativamente entre
las páginas del libro. Y las preguntas que quedan en el aire son: ¿cuál es la llave
del amor? ¿En qué cerradura está el desamor? Posiblemente, la solución se encuentre
en el poema "Libre":
Te quiero libre siempre,
sin cadenas,
sin yugos agónicos,
sin avaricias desgastadas,
sin imposiciones mundanas.
[...]
Te quiero libre...
siempre,
¡más libre que mío!
A pesar de que
los textos de Diana Maura mantienen una tónica intimista y personal, parecen
trascender hacia una lírica enigmática, metafórica, donde es el lector el que
pone forma y nombre a lo que va apareciendo ante sus ojos. Esto ocurre en el
poema "Libre" anteriormente citado. Una primera lectura lleva a
pensar en un amor ideal, una pareja deseada... pero, al releer, puede
interpretarse como la pretensión de una amistad perfecta e, incluso, como una
reflexión en voz alta en la que el alter
ego anhela lo mejor para su otro yo.
Esto mismo
ocurre con "La bestia", donde las lecturas pueden tener varias alternativas,
o en el siguiente poema:
Bebiste de mis raíces desprotegidas,
sangraste mi savia adormecida,
meciste mis ramas con tu música,
abrigaste mis nidos con tu aliento.
¡Cómo olvidarte ahora!
Otra
característica de la obra de Diana Maura es la disminución absoluta del yo, la
búsqueda de extremos opuestos donde ya no hay desnudez sino ausencia o plenitud
total:
Yo era Nada
y tú...
Tú eras Nadie,
aunque lo fuésemos Todo.
(De "Nada y Nadie".)
Todo mi
yo se vacía en el todo,
y el todo me envuelve
y me invade,
y el todo me envuelve
y me invade,
confundida
y vertida en el,
a veces... soy nadie.
a veces... soy nadie.
(De "A veces... soy nadie".)
Y lo soy todo...
habiendo sido nada.
(De "Sus manos".)
Y ya no queda tiempo...
ningún tiempo, por
llenar.
(De "Ya es muy tarde".)
Nunca sabes
si es huida
o una ida
sin retorno...
(De "Hay un vacío de olvido".)
si es huida
o una ida
sin retorno...
(De "Hay un vacío de olvido".)
Esta reducción a la indeterminación, a lo
indefinido, a lo absoluto es recurrente en toda la obra de Diana Maura, al
igual que la noche, una noche de insomnio y desvelos (Noche
fría, infinita en plegarias, / noche de ausencias y duelos, / en que a tientas
tropiezo... / con los ataúdes en hilera / de mis sueños.) (Hay un vacío de olvido / que te acompaña en la noche), anochecer de miedos y
misterios donde todo pierde valor... hasta las palabras. Y acabará diciendo: La noche se ha
tatuado a mi espalda...
Una vez que se
llega al último poema, "Búsqueda", nos damos cuenta de que la
indagación ha llegado a un punto donde todo ha cambiado. La voz poética no es
la misma, ni el lector, pues "Irás y
volverás, / pero ya no serás el mismo, sino otro...". Nos percataremos
de que la vida es una búsqueda constante de llaves (de razones para vivir y
para olvidar) que abren o cierran las cerraduras del paso del tiempo, las
razones de ser, de existir y de vivir, o los candados del amor y del desamor...
Finalizo esta reseña incluyendo un poema
que considero como un autorretrato de una gran belleza lírica:
Viaje
interior
Me repliego en mis
adentros
sin cobardías,
me aspiro en fragancias
propias
en las que me
reconozco.
Mujer salvaje,
espíritu libre,
renovado y firme.
espíritu libre,
renovado y firme.
Bebo de la copa
de los instintos olvidados,
apuro el tiempo,
reparando las velas
preparo el viaje.
de los instintos olvidados,
apuro el tiempo,
reparando las velas
preparo el viaje.
Me repliego en mis
adentros
sin confundirme,
me reinvento en formas.
Pies desnudos.
Me repliego en mis
adentros
y dejo, por fin, de olvidarme.
y dejo, por fin, de olvidarme.