El pasado viernes, 27 de abril, tuvo lugar la presentación del nuevo libro de Faustino Lobato Rehacer el alba. Memorias de un naufragio, publicado en la editorial Vitruvio:
El acto se desarrolló en la biblioteca Eugenio Trías (Casa de Fieras de El Retiro en Madrid).
Javier Olarde, Faustino Lobato y Antonio Daganzo (Izq. a dcha.) |
Antonio Daganzo |
Presentaron el acto Antonio Daganzo, por parte de la editorial Vitruvio y Javier Olalde, escritor:
Javier Olalde |
Javier Olalde
Javier Olalde
Como el propio Faustino comentó en su intevención, se trata de un libro que es fruto de una ruptura, de un cambio de rumbo vital, que se dio en el pasado, pero que ahora quiere cerrar con palabras, suturar con la asepsia de unos poemas profundos y de la prosa antiséptica que calma los dolores del alma.
La obra tiene cierta similitud con la Divina Comedia de Dante, por su bajada a los infiernos, que en este caso son la soledad, el rechazo y el olvido; y por la aparición del cielo, o una pequeña luz al final del camino, en la última parte de la obra -de las cuatro que la componen- titulada "Más allá de las tinieblas".
Casualmente, al hojear el libro antes de la presentación, abrí por la página 35, donde aparecía un texto que me pareció clave y que luego tuve la suerte de oír en boca del propio Faustino:
ESCRIBO sensaciones, con la dificultad de saberme ante lo inevitable- soledad, miedo, muerte, vacío, incertidumbre; con la impronta del gesto cotidiano, a merced de
ese juego del destino que pretende que el infierno del olvido solucione las distancias. Encarar la verdad es el principio de un rechazo. Y me sacaron fuera por no mantener la farsa que soporta el edificio. Y pusieron
"un
ángel guardián controlando la entrada".
Decir la verdad tiene su precio. Cuesta
entender la vida más allá de aquella otra donde lo sagrado enmascaraba
mentiras.
Presento ahora algunos momentos destacados de su intervención:
Primera parte del libro, "La levedad del barro":
DE PIE, en el umbral del misterio.
Un instante después de abandonado todo; un momento, mientras la muerte y la vida se citan ante un "Gott ist tot". Sí, estar de pie con el latido del
"fracaso" en las manos, soportando
la tensión de mi ego y
su
sombra, para amanecer, después del naufragio, con la certeza de esta levedad del barro que me circunda.
"Duele el parto de lo infinito..."
"El tiempo se difumina..."
Segunda parte del libro, "Si el infierno soluciona la distancia":
"Bajo al abismo..."
Tercera parte del libro, "Movimiento de lo absurdo":
ESTAR entre la nada y el todo, entre la angustia de vivir y la ilusión de alcanzar
el paraíso. Y creer de otra manera, hasta
que la emoción me haga sentir
que estoy vivo gritando esperanza. Creer sí, aunque el pasado vuelva siempre y se mantenga, como un "Caín" cualquiera, en el maldito presente. Y un ángel guardián resuelva los conflictos del alma con ese mouvemeut de
l' absurde en el que me encuentro.
Cuarta parte del libro, "Más allá de las tinieblas":
"Existir..."
VIVO en la certidumbre que encarna
la memoria del instante.
Los días ya no se asoman al borde del
tedio
para beber
para beber
la hiel de
los recuerdos.
El dolor no difumina la mañana.
Por qué dudar del perdón.
No hay vida sin dolor ni amargura
sin sonrisa,
en este impulso que me empuja a seguir.
en este impulso que me empuja a seguir.
Hay tantas pérdidas, fracasos,
errores
que una conquista me parece una falacia.
Por qué vacilar.
Más allá del aparente abandono,
en este domingo de resurrección,
en este domingo de resurrección,
busco un atajo, un lugar donde esconderme
para desbrozar utopías.
para desbrozar utopías.
Por qué la clemencia,
La mañana me da una tregua, me entrego
a sus horas, dejo que pase este sentimiento
del vacío. Los espejos evitan la mirada.
a sus horas, dejo que pase este sentimiento
del vacío. Los espejos evitan la mirada.
El abrazo del ángel frena la
búsqueda
de otro cielo.
Por qué dudar de la compasión,
"Los ojos hablaron..."
NO IMPORTA si son veinte o cuarenta las veces que la vida se ha vuelto aventura de desencuentros, búsqueda de mensajes. No importa si las caricias se convirtieron en un constante juego para romper el
tiempo. Es posible
la luz aunque haya oscuridad y tenga que volver a redimir el canto de los dedos mientras deshago el silencio que
me separa
de ti.
Momento final con la firma de ejemplares:
Todo barco -todo poeta- que quiera navegar con un rumbo nuevo y una carga distinta en sus bodegas necesita una ablución purificadora que permita una feliz singladura. Este es el caso de la obra que nos ha presentado Faustino Lobato, una catarsis interior en la que han intervenido algunos filósofos y poetas (incluido mi admirado poeta y amigo Alfonso Brezmes). Esperamos, en adelante, los nuevos poemarios que, seguramente, nos ofrecerá Faustino Lobato. Felicidades por su obra.