miércoles, 23 de diciembre de 2015

El funcionamiento del cerebro de un lector de poesía

Últimamente tengo la cabeza llena de pájaros; pero, entre búhos expectantes y somnolientas cigüeñas aparecen, el 23 de diciembre de 2015 –seis de la mañana– luces en el alba que me dan la vida. Un día más en el calendario, pero resulta que la poesía ha espantado las rapaces nocturnas y las diurnas zancudas. Ahora gozo de una amueblada cabeza plena de poetas y de poemas revoloteando en las ramas de mis neuronas.


Estoy trabajando en una antología de poetas amigos (por ahora no tengo enemigos líricos –será que no soy importante: ¡necesito un Góngora o un Quevedo en mi vida!–). Me hallo en pleno proceso de recopilación de trabajos, empapándome de discursos encadenados a sentimientos, de vidas apostadas a un verso; haciendo inmortales (lo que permita Mnemosine que se queden en mi recuerdo) a otros artistas cuando los leo.
Y recibo un correo a las 6:56 de Antonio Morenés, uno de los antologados que me dice:


Y esas palabras han desencadenado una corriente de señales eléctricas entre axón y axón, conformando un mapa poético-mental que voy a tratar de explicar lo mejor posible, sin dibujos y sin anestesia:

Todo empezó ayer, leyendo Tácticas de payaso, de Manolo Marcos, un poeta conocido a través de Facebook, cuyo libro adquirí por internet el día anterior. Uno de sus primeros poemas es este:

Con motivo del sin motivo del día de la poesía

Hoy me invitan al recital
del poeta que vive dentro
de una cajita de cerillas.

Yo iría noblemente a oírlo
con mis galones de pollo deshuesado,
con mi pequeña muerte de polizón.

Pero he de tocar la gaita en el polo norte
al paso de una niña con trenzas infinitas.
Me acompaña un pingüino.
Otro día será.



"Dalí hubiera firmado estos versos para hacerlos suyos", –pensé al leer. "Y Gloria Fuertes sería la madrina del acto" –continué especulando. Y me trajo Manolo Marcos el recuerdo de otro poeta querido, vivito y versificando, que es Diego Vadillo López.
El poema de su libro Burladeros de Hojaldre que asocié con el de Manolo Marcos fue:

Poesía

Poesía está compuesta
por prosas diseccionadas
y elegías desinfectantes.
yo elegí a mi compañera,
me elegía, en verdad, ella,
chimichurri de sus carnes
blasfemas;
cabriola de sus inercias;
camafeo a tiempo parcial,
calabriando en la calígine
esmaltada, oleosa, suave;
enclave
insustancial.
Poema es el resultado
de un análisis de prosa;
de alunizajes
alucinados;
de mil biopsias
al orden público;
de un desliz con resplandor.


"Es como si Diego Vadillo hubiera reclinado a su alter ego en el diván del psicoanalista y lo hubiera exprimido hasta sacarle el tuétano lírico" –dije en voz alta. "Me falta un autor más para el triángulo equilátero de este mundo onírico-subconsciente en el que me he metido" –volví a repetir entre dientes. Y surgió, como un chispazo, el nombre de Antonio Montoya y su poema Anillos, del libro Poemas de amor para psicópatas:

Anillos

Hay siempre una promesa
un compromiso
una deuda contraída.
La palabra dada
la permanencia
de lo efímero.
Todo está escrito
en el dorso
junto a la piel
del dedo en la mano
de esos anillos
comprados
en tiendas de amor
y material penitenciario.


 "Lo que ve un poeta se traduce en poema, para que lo pueda sentir el lector" –me planteé.   "Ahora comprendo por qué a veces la poesía es como un bofetón que te despierta del letargo gris del invierno..." –acabé deduciendo.

Todo esto lo tenía pululando de hemisferio en hemisferio, idealizando un posible encuentro con Manolo Marcos, Diego Vadillo y Antonio Montoya, para que se conocieran, hablaran de la vida, crearan juntos... utopías.

Sueño reparador con el runrún surrealista de fondo...

Y hoy, a las seis de la mañana, acababa de ponerme a leer el libro de Blanca Uriarte, Sin mando a distancia para hacer una reseña, cuando descubro un poema suyo titulado:

Todo para el pueblo
pero sin el pueblo
–Absolutismo barato–.

Con el título dando vueltas por mi cabeza, veo, páginas más adelante, este otro texto de Blanca:

Un mundo al revés

Gente extraña
esta del traje y corbata.
empeñada
en hacer del mundo

números, dinero y marcas;

intentando
darle la vuelta
para que nadie
entienda nada
y crear idiotas bajo su orden.

Gente extraña
manipulando espejismos
—factoría de dictaduras
que mueren bajo su peso—...
Comediantes que hablan bien
y que nunca supieron
ni sabrían
                 sobrevivir...

¡Ya les dejamos el mundo...!!!!

¡Ya no hay nada que hacer...!!!!

Sólo podemos andar descalzos,
pisar los charcos
y sentir la luna
en la mirada...
¡Despiertos, de vez en cuando...!
—Diferentes, alguna vez... —
—Sabios
(en algún ratito de lucidez...)—


"Estos poemas de Blanca Uriarte me hacen sentir lo mismo que cuando yo escribí SOMOS ~ PÚBLICO" –conjeturo inmediatamente. "Es indescriptible la sensación de coincidencia, de comunión. –Termino recapacitando. Y copio el texto del libro Poesía sobre todo: 101 tentativas de Jaco Liuva:

SOMOS ~ PÚBLICO

El pueblo es una entidad pluscuamperfecto
generosamente abstracta e infinita.
Jaime Sabines

usuarios de recursos energéticos acomodaticios
oyentes somnolientos de emisoras dogmatizantes
consumidores de productos insanamente rentables
transeúntes y viajeros de rutinarias rutas laborables
navegantes de redes atrapados en la red del coltán
contribuyentes multinacionales de faltriqueras áureas
espectadores abúlicos del vulgar teatro de la existencia ajena
receptores de la propaganda conductual de moda
pacientes a la espera de un trasplante de vida
forofos fervientes de neogladiadores con camisetas
fíeles a la actitud fementida de los próceres encumbrados
porcentajes de encuestas de población sometida
audiencia que alimenta la insaciabilidad mediática


Suena el aviso del correo en el ordenador y es Antonio Morenés a las 6:30. Comenzamos a charlar... Le llamo trasnochador y él contesta: "No trasnochamos, amanecemos...". Hablamos de coincidencias y de sincronicidad... Y mi línea de flotación cerebral me indica que no puedo continuar trabajando en la antología hasta que no localice otro poema que engrane y equilibre, como el fiel de la balanza, estos dos poemas anteriores. Nuevo destello neuronal: hace unos días he leído a Wislawa Szymborska, ella tenía un poema... sí, aquí lo tengo, de su Antología poética. Y lo copio:

QUIZÁ TODO ESTO

Quizá todo esto
esté sucediendo en un laboratorio.
Bajo una lámpara de día
y millones de lámparas de noche.

Quizá seamos una generación de prueba
vertidos de un recipiente a otro
agitados en las retortas,
observados por algo más que un ojo,
cada uno por separado
cogidos al final con pinzas.

Quizá de otro modo:
sin intervenciones.
Los cambios suceden por si mismos
conforme al plan.
La aguja gráfica dibuja lentamente
los zigzags previstos.

Quizá hasta ahora no haya en nosotros nada interesante.
Los monitores de control pocas veces se conectan.
Solo si hay una guerra, y de las grandes.
Algunos vuelos más allá del terrón de la Tierra.
O grandes migraciones del punto A al punto B.

Quizá al revés:
Solo les agraden los episodios.
He aquí una chiquilla en una gran pantalla
cosiéndose un botón a la manga.

Los sensores silban,
el personal acude.
¡Ay qué personaje es éste
con su pequeño corazón latiendo dentro!
¡Qué seriedad tan graciosa
al enhebrar la aguja!
Alguien exclama exaltado:
¡Avisen al Jefe,
que venga y lo vea él mismo!


"Ya puedo seguir trabajando..." –Pienso. Aunque mi intuición poética me dice que cierre el ciclo con Antonio Morenés. Así lo hago. Abro su libro Nací por una página al azar (recomiendo este ejercicio para cualquier libro de poesía –es muy interesante–) y aparece ante mí este fabuloso poema:

Versos que no nacen

Me pregunto dónde irán
esos versos que no nacen,
esos que sueño por la mañana
y olvido al despertar.
Así llevo toda una semana,
y al llegar la Aurora no puedo evitar
sentirme culpable, triste,
por esos versos que son como olas
que no encuentran dónde chocar.

¿Acaso no es mía la responsabilidad
de transmitir aquello que de algún modo,
me es enviado de más allá?

A esos hermosos versos que sueño
antes de despertar, que me mecen
en mi cuna y me hacen madrugar,
que se extravían por mi culpa
entre el papel y el dormitar,
a esos versos fugaces:
¿Qué les sucederá?

Tal vez haya un cementerio
en algún remoto lugar,
donde todas las palabras
que no han sido pronunciadas
deambulen mudas e ilegibles,
al silencio condenadas,
desterradas al lugar
de los oídos sordos
que nunca quisieron escuchar.

Y a cada paso buscan declamarse,
mas incorpóreas, invisibles,
increadas; no logran sonar.


Iluso de mí... no termino tampoco... ahora tengo que escribir todo esto y pasarlo al blog... ¿cuándo acabaré la antología?

Otra coincidencia-sincronía: el libro de Antonio Morenés y el mío juntos en la misma librería. (Hizo la foto sin saber nada de mí...):



9 comentarios:

  1. Las palabras pueden coincidir,las ideas brindar,los pensamientos coexistir,pero los versos no son casualidades que se juntan a rimar.Indudablemente reman a buen puerto.Y tú ahí en trasnochada convivencia de remos como alas de barcos.Brindo por la Noche Buena,los cielos estrellados y por esa Tierra Paz a los hombres.

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  2. Gracias, Analía, por tus buenos deseos y por tus reflexiones. Como ves, no paro con la poesía. Felices Fiestas también para ti y tu familia.

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  3. Gracias por este paseo por tu meditar y tus lecturas.

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    1. Gracias, Antonio. Tú fuiste la inspiración para todo esto. Feliz año.

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  4. Un gran abrazo en esa continua conversación con la poesía. Nadie está solo cuando está con un poema. Y las recomendaciones y lecturas van creando una biblioteca personal que acaba siendo parte esencial del yo. Por un tiempo común de libros y afectos, mis mejores deseos personales y literarios. Disfruta de este paréntesis vacacional y suerte en el tiempo que llega.

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    1. Muchas gracias por tu visita, José Luis y por tus buenos deseos. Que la poesía no nos abandone. Feliz año.

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  5. Gracias queridísimo amigo por tanta belleza... Soy tu amiga Lali por si estás despistado

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  6. Gracias queridísimo amigo por tanta belleza... Soy tu amiga Lali por si estás despistado

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