domingo, 15 de octubre de 2017

Sandra Sánchez presenta su libro "una manzana en la nevera"



Sandra Sánchez acaba de publicar su primer poemario: una manzana en la nevera, en la Editorial Piediciones. Un libro esperado por muchos de sus seguidores en la red, a los que nos tiene acostumbrados a leer sus trabajos asiduamente, compartiendo emociones, sentimientos, su lógica poética y una visión personal de la realidad.

Sandra tiene una característica especial en sus ojos que me trae a la memoria el poder de Cíclope –uno de los X-Men más famosos de la historia del cómic–. En lugar de absorber la energía del sol para formar rayos de una enorme fuerza destructiva, nuestra heroína retiene en su mirada el poder de la palabra y lo transforma en paradojas semánticas, binomios fantásticos o metáforas narrativas –nada destructivos, por cierto–:


ANTROPO-FAGIA

En un rincón oscuro
de aquel bar de mala muerte
te comí la boca:

tu lengua poco hecha;
los labios, al punto.



MALENTENDIDO

Me pediste besos
hasta que te quemaran mis labios.
Te di versos
hasta que me abrasó tu lengua.



GAMEOVER

Con la mitad de la energía consumida
he subido otro nivel.
A ver si ahora soy capaz
de saber de qué va el juego éste
–al fin–
en el que sólo hay una via.



FÓSFOROS

Agotado, al fin, el fuego
sólo queda la ceniza.
Apenas un hilo negro
que un segundo antes
daba luz.

Somos fósforos que un día
se prendieron uno al otro.
Y ya no ardemos.

Además, nuestra autora, posee una energía extrasensorial kryptoniana similar a la de Superwoman, ya que es capaz de moverse a la vez por distintos planos –ficción y realidad–, navegar por universos paralelos –mundos interiores o extracorpóreos– y transformar la realidad con fines eminentemente líricos:  


POEMA MUY BREVE

Al cabo de unos pocos versos
el punto y final;
como la vida misma,
que es toda ella un poema,
y nunca rima.



PERRA VIDA

No es miedo a que la Vida me muerda,
es miedo a que me muerda
y yo no sangre.



DESPEDIDA

“No hagas de esto un mundo”
–dijo mirándome a la cara–
sin percatarse siquiera
un solo instante,
de que entre sus ojos y los míos
yo
había construido hacía ya mucho,
una galaxia.



LLUVIA

Hoy
luce la lluvia
en los paraguas
y en los faros de los coches.

Pega sus gotas a los escaparates
y a los cristales de las gafas.
Estanca el hastío de los oficinistas.
Riega la tristeza de la gente triste.

Hoy
luce la lluvia
desde bien temprano,
como si quisiera madrugar
para quitarle su sitio al sol.
Vamos cabizbajos
con la lluvia puesta todo el día
y ya se cuela por la suela del zapato.

Luce radiante, hoy, la lluvia
y a mí me gusta,
porque puedo llorar sin que se note.



HORIZONTE VERTICAL

La línea que se junta
entre estas dos paredes,
no es más que un horizonte,
vertical, que señala
los puntos cardinales
de mi pequeño cosmos,

donde una exigua luz
apenas balbucea
y la marchita lámpara
menoscaba y achica
el sol de su bombilla.

Mi mundo es un espacio
finito y cuadrilongo
adosado a otros mundos;
encarcelados todos
en una caja gris.

Y una pequeña araña
que cuelga de su tela
me apunta con tibieza
que en este mundo diminuto
reducto, yo también soy para ella
un dios universal.


Sandra Sánchez nos ofrece en sus textos una perspectiva personal de la poesía, actual y comprometida, que no necesita de efectos especiales ni fantásticos. No es poesía para superhéroes, sino para espíritus sensibles y reflexivamente comprometidos. Esta es su visión de la creación poética:


PATITOS FEOS

Camino por la calle y encuentro sílabas
(otros suman matrículas de coches)
y acompaña al tanteo el movimiento de mis dedos.

Intento que mis palabras encajen en esos versos,
que se amolden a sus huecos, que sean
fichas de ese puzle que, poco a poco, voy construyendo.

Rara vez al cerrar y darle vueltas
me encuentro satisfecha del trabajo:
siento como si hubiera echado mal todas las cuentas.

Escribo versos malos, ni siquiera
tienen arte ni métrica correcta.
Luego pienso que son míos y es cuando los quiero,
como quieren  las madres a sus hijos
aunque les salgan feos.

  
Si tuviera que encuadrar su poesía dentro del mundo del cómic, lo haría pensando en una obra de Alejandro Jodorowsky y François Boucq basada en un personaje llamado  “Cara de Luna”, un ser misterioso y sencillo que, con su sola presencia, es capaz de transformar la realidad que nos rodea para crear un nuevo mundo lejos de la tradición y del desaliento cotidiano. Bienvenida, Sandra Sánchez –Cara de Luna–, te seguiremos incondicionalmente.

Dejo aquí algunos de los momentos más destacados de su obra, además de los citados anteriormente, según mi criterio basado en la admiración:  

SEIS LETRAS

Regálame un “quizás”,
déjalo en el torno de mi entrada.
Tienes el poder de la alquimia
y todo lo que tocas con tus ojos
florece aunque sea invierno.

Regálame un “quizás”,
te pido sólo esa media docena
de letras mágicas
que son el abracadabra de todas las cuevas
llenas de desesperanza.

Pronúncialo despacio (me gusta pensar
en esa “ese” de mi nombre entre tus dientes)
que salga de tu boca como una brisa suave.
Pronúncialo despacio…
que nadie dude de tu palabra,
que nadie piense que un “quizás” tuyo
es poca cosa.

Mas
si tuvieras intención de regalármelo
y ya no te quedaran,
concédeme entonces un “tal vez”,
que es asimismo un clavo ardiendo
y también tiene seis letras.



CERTEZA

Que los muertos están vivos
(o viceversa)
ni lo dudes.

Teclean quinientas pulsaciones por minuto
en oficinas,
esperan pacientes en la cola
del paro,
calculan números imposibles para pagarse
la hipoteca,
se desprenden de su dignidad en el despacho
de un banco…
(aparte de otras cosas más propias de seres grises
y carne mortecina).

Que los muertos están vivos
(o viceversa)
no lo dudo.

Nacemos,
y ya nos cambian las placenta por mortaja.



BAJO LA LLUVIA

Una paloma inmóvil en el medio
de la calle, quieta y muda, esponja su plumaje.
Gota a gota se cala hasta los huesos
del poco tiempo que le queda.
Inútil, hace ademán de alzar el vuelo.
No puede…

Pesa más la muerte
que sus alas.



Espero que una manzana en la nevera sea la primera de las frutas con las que nos deleite Sandra Sánchez en adelante. Y supongo que su nevera lírica estará llena de nuevas y deliciosas piezas.

miércoles, 4 de octubre de 2017

Nueva recomendación: "El viento en la arena" de Luisa Fernanda Cuéllar

Acabo de finalizar la lectura de El viento en la arena (Editorial Canto y Cuento*), una excelente obra de Luisa Fernanda Cuéllar, escritora mexicana afincada en Cádiz. Se trata de una novela cuya trama gira en torno a una saga familiar del México del siglo XX. Es un pormenorizado estudio de la sociedad desde la perspectiva del poder sustentado por los empresarios y la clase alta.

Mediante una narración ágil y dinámica, se van conformando los relatos desestructurados, las pequeñas crónicas que el lector va interiorizando a medida que la autora nos descubre las distintas capas concéntricas del argumento, que desmenuza en cada uno de los veinticuatro capítulos. Luisa Fernanda Cuéllar parece haber heredado la frescura del realismo mágico hispanoamericano, mostrando la emoción vital de unos personajes que se mueven arrastrados por su propio destino, conviviendo con la fantasía creativa y la impresionante fuerza de la naturaleza que actúa como un personaje más («El viento en la arena»). ­

La autora nos presenta una metanovela  ̶ novela dentro de otra novela ̶  que está creando Valeria, la protagonista y escritora de la familia, pero que deja su papel principal a los demás personajes, sobre todo a su madre Federica, y a un narrador que actúa como fiel comentarista de una ficción, de un árbol genealógico convertido en puzle, que interesa y envuelve al lector de principio a fin.


Y, como botón de muestra, copio un fragmento de su obra que me sorprendió por su lirismo narrativo (narrador omnisciente con vocación de poeta):