martes, 28 de marzo de 2017


Ayer presentaron Sebastián Galán y Francisco Caro, en la librería "Enclave de libros" -de la calle Relatores de Madrid- sus últimos libros:  





Comenzó el ilustre escritor, Ángel Guinda, presentando a Sebastián Galán y su obra Puertas abiertas, un libro donde aparecen, por una parte, las experiencias vividas por el autor en el albergue del Ayuntamiento de Madrid «Puerta abierta» y, por otra, las vivencias y reflexiones personales del autor (otra 'puerta abierta', en este caso interior).   





A continuación, Sebastián Galán pasó a recitar algunos textos de su poemario:






Posteriormente, el filólogo y poeta Francisco J. Martínez Morán presentó el nuevo libro de Francisco Caro, Locus poetarum, una obra metapoética donde se recoge el trabajo de su autor alrededor de la pasión por la poesía y por los poetas.





Y despues, Francisco Caro recitó algunos poemas de su obra:



Para finalizar, los poetas volvieron a declamar otros poemas:










domingo, 26 de marzo de 2017

Nuevo libro de Blanca Uriarte

Sonrisas y besos suficientes, de Blanca Uriarte. Ed. Rilke, 2017.



Blanca Uriarte ha publicado recientemente su séptimo libro de poemas titulado Sonrisas y besos suficientes. Abrir este poemario es descubrir un espíritu sensible recapacitando sobre la existencia, sobre el paso del tiempo, sobre el ser humano... Es una ventana abierta donde podemos ver a un yo poético que recuerda vivencias, que analiza los defectos de una sociedad desgastada y que da un repaso a hechos, conceptos y actitudes que pasan desapercibidas en el monótono día a día, salvo para la mirada observadora de una poeta.

Mediante un sencillo formato estrófico –lejos de barroquismos o de adornos innecesarios–, como en anteriores obras, Blanca Uriarte nos ofrece sus breves sentencias como pequeños elixires y comparte con nosotros su inquietud en versos cortos, rápidos, con el único adorno de unas palabras marcadas en negrita, que nos animan a acompañarla en su reflexión.

Transcribo aquí el primer poema que abre el libro, una declaración de intenciones:

Ni yo misma adivino
en mis palabras
de "a diario",
un atisbo de poema.

Y sin embargo a veces,
mi voz se tumba
sobre la vida,
calla,
hurga hacia dentro
y al hallar,
sale cantando
lo que nunca dijo,
lo que nunca pensé
que ella sabría.
Con su mirada en mis manos,
escribimos...

Copio dos piezas de carácter reflexivo sobre la vida, el pasado y el olvido:


Nosotros,
–que nos comíamos la vida
a dentelladas,
que pensábamos
que era nuestra
y nuestro derecho,
a pesar del dolor ajeno
que dolía
(en exponencial reducto ) –,
hoy vamos viendo
que cada día
se va un ser querido,
que la vida
no era nuestra
y que no le interesa una lágrima
que no expanda el firmamento ... ;
que es sabia la cana
que ya aprendió a estar
–humilde y real–
en los extremos.

Sin trucos ni malabares,
saber vivir
y saber morir ...
Nada más.
Todo fue siempre
así de sencillo...

             ***

No hay duplicidad de vida
para corregir lo vivido.
Sólo queda
el alivio del olvido.


Los recuerdos de infancia son una excusa para recapacitar sobre cuestiones personales:


La humilde casa
de mis padres
nunca cenó la puerta
al necesitado,
su fuego siempre
fue amigo.

Hoy,
me protejo de todo
y empiezo
                    a temer mi miedo,
a que alguien me robe
el bienestar
del que dispongo
–por trabajo propio
y en un sistema inhumano–.
Además el capital quiere
que, adiestrada para su ejército,
vea normal y lógica
la sinrazón
que ya engendró
              mil guerras.

Vivo asustada de mí
y la posibilidad de mi duda ...
Yo, antes
–sobre todo,
ante todo–,
era buena persona...


En algunos momentos, Blanca Uriarte utiliza su poesía como arma arrojadiza:

África no interesa.

No hay conciencia
que pueda aguantar
cada golpe de boomerang
–por la responsabilidad
en su desgracia–,
el interés
en que se mantenga
                         rota
(para ultimar el saqueo
que sostiene
los deshechos del
–mal llamado–
primer mundo).

Y finalizo esta breve antología con un poema que me ha llamado la atención por su carácter inconformista, porque representa la pugna inteligente contra lo impuesto y alza la voz en favor del individuo, frente a la rutina social.  

Si la historia escribe
con tinta de ganadores
y sobre papel vencido...

Déjame al menos
                               marcar
una interrogación pausada
sobre mis libros de texto,
sobre las ideas del mundo,
sobre los estereotipos
que pululan incansables
tras mi duda.

Déjame al menos
                               pensar 
que, aunque vencida,
puedo escribir la mía.