Han aparecido en mi muro* de Facebook los primeros versos
de un poema perteneciente a Sandra Sánchez (Pulga Croft) que han llamado mi atención. He
accedido al texto completo (intuitivamente) y de inmediato han saltado todas
las alarmas líricas de mi despacho personal o cerebro. (Lo llamaría inteligencia emocional pero sería pretencioso alardear del sustantivo, mientras que el adjetivo, doy fe, sí que me caracteriza). Como me ocurre en muchas ocasiones con la buena poesía, la de Sandra Sánchez me ha sugerido la voz de otros autores, por su temática y
por su nivel expresivo. Inmediatamente he recordado a Amalia Bautista con sus
análisis de lo cotidiano y sus sutilezas amorosas. He buscado en mis
archivos de Los mejores poemas de mis poetas favoritos y he encontrado dos que
copiaré más abajo. Me encanta la poesía que me sugiere más poesía y poder buscar conexiones
literarias entre ellas.
Y este es el resultado:
Guardo en la nevera la manzana prohibida
por si aún llegaras a tiempo de
jugar a ser Eva,
por si tuvieras aún en tu mirada
la misma tentación de hace diez años,
por si quisieras –en un ataque de locura–
sacarme a mí del Paraíso.
por si aún llegaras a tiempo de
jugar a ser Eva,
por si tuvieras aún en tu mirada
la misma tentación de hace diez años,
por si quisieras –en un ataque de locura–
sacarme a mí del Paraíso.
Y mientras la serpiente ya se ha hecho
un sitio en el sofá –tan ricamente– yo,
guardo la manzana en la nevera.
un sitio en el sofá –tan ricamente– yo,
guardo la manzana en la nevera.
Hay mordiscos que ya no son tan tentadores,
bocados que no saben tan jugosos,
lo sé bien.
bocados que no saben tan jugosos,
lo sé bien.
Pero, por si alguna vez quisieras
conocer otros Edenes (¡quién sabe!)
–que sepas–
que aún guardo congelada
una manzana.
conocer otros Edenes (¡quién sabe!)
–que sepas–
que aún guardo congelada
una manzana.
Sandra Sánchez. (Pulga Croft)
LA CONFESIÓN DE ADÁN
Qué tonto fui, esposa pecadora,
cuando me entristecí por el castigo.
Hasta entonces no había descubierto
la seducción que habita entre las telas
que te cubren ahora; no entendía
que un desnudo total y primitivo
no podía esconder ningún encanto,
y que sólo a las bestias alegraba.
Ven, acércate más, bésame, Eva,
y no te desabroches todavía.
Amalia Bautista. De Cambio de siglo. Antología de la
poesía española 1990-2007. AA.VV. Ed. Hiperión. Madrid, 2007. Pág. 126.
BERKSHIRE
Debo volver a casa, ya es muy tarde,
pero dices «espera, quiero verte
las rodillas con esas medias negras».
Te muestro las rodillas. Me despido
por enésima vez. No quiero irme
ni tú tampoco quieres que me marche.
Me has enseñado fotos divertidas,
los países más raros en el atlas,
tu ajedrez, tus estampas de la Virgen,
tus lápices y alguno de tus versos.
Me has hablado de todo lo que odias
y de unas pocas cosas que te gustan.
Los dos por un momento hemos pensado
que estaban agotados los recursos,
pero mis piernas son definitivas,
y te hacen maquinar en un instante
una historia de amor nocturna y loca.
Amalia Bautista. De TRES DESEOS. Ed. Renacimiento. Sevilla,
2006. Pág. 23.
Enhorabuena, Sandra Sánchez.
Mi admiración, Amalia Bautista.
*Horrible palabra "muro" que, generalmente,
sirve para separar -recuérdese el de la vergüenza- o para hacer pintadas /
graffitis –o grafitos como los denomina el DRAE–. Ya sé que tablero o tablón de
anuncios suena retro, pero podríamos esforzarnos y buscar algo más agradable,
más lírico... ventanal, mirador, escaparate...
Hola Jaco Liuva. Qué sorpresa tan agradable la de encontrarme con esta entrada en la que hablas de.mi poema.
ResponderEliminarNo conocía a Amalia Bautista, pero veo que es una autora que tengo que tener en.cuenta y me encanta la.conexión que has encontrado y propuesto.
Es una alegría para mí, formar parte y tener un pequeño rinconcito enbtu blog.
Muchas gracias y un cordial saludo,
Sandra Sánchez.