Acaba de
aparecer en las librerías un nuevo volumen de este prolífico autor que ha
iniciado hace un par de años su andadura por los etéreos espacios donde habitan
las musas y que parece caminar de forma segura por estos territorios.
Felipe Espílez,
como poeta familiar, entrañable y agradecido, dedica el primer poema de su
tercer libro Huellas de silencio al
recuerdo de sus padres:
Recuerdos
indelebles
A mis padres
De mi madre, la mirada,
de mi padre, las manos.
de mi padre, las manos.
Esos ojos que me acariciaban,
esas manos que me miraron.
esas manos que me miraron.
De mi madre, la mirada,
de mi padre, las manos.
de mi padre, las manos.
Ya en su
primera obra, El hilo de Ariadna,
finaliza haciendo un homenaje a su madre; mientras que, en la siguiente, Ojos como soles, aparece la figura de su
padre enseñándole el mar por primera vez. Pero este carácter afectuoso y de
gratitud se extiende a otros ámbitos como es el de los seres queridos, los
amigos o sus maestros:
Alegría
solar
A Federico
García Lorca
El sol quiere tener una fuente,
con un cubo y una cuerda.
con un cubo y una cuerda.
¡Que le traigan una nube,
que la luna se haga cubo
con un rayo de cuerda,
que la luna se haga cubo
con un rayo de cuerda,
y en el fondo de la nube,
en el fondo de ese pozo, un eclipse!
Que el buen sol beba agua
y que nunca esté más triste,
que ha de encontrar con su luz
el anillo que perdiste.
que ha de encontrar con su luz
el anillo que perdiste.
Con su hermana, María Ángeles Espílez, autora de la cubierta del libro. |
El título de
esta nueva obra, Huellas de silencio
es un enunciado sustancial, un compendio cargado de lirismo o la proclama de todo
lo que más tarde aparecerá al leer cada uno de sus poemas. El propio autor nos revela
en la introducción la importancia del silencio en la poesía: Detrás de la sombra de la palabra, allí
donde las campanas pierden su vocación más sonora, siempre existirán silencios.
Silencios que dejan huellas, testigos de nuestro temblor al transitar esta
vida.
Las huellas
son los recuerdos de una voz poética que recoge, generalmente en silencio y en
soledad, todo aquello que ha pasado delante de los ojos del poeta y que ha
tocado por algún motivo su corazón. Y, después, esas huellas se han hecho
poemas:
Huellas
En las oscuras huellas de tus pasos de invierno
revientan los geranios haciendo llorar a la arcilla.
Agacho el precipicio de mis manos de suero
revientan los geranios haciendo llorar a la arcilla.
Agacho el precipicio de mis manos de suero
y recojo las brasas del recuerdo de tu cintura.
Se me ahogan mis brazos de río.
Por las orillas de mi frente de dudas
se me arruga tu recuerdo de frío.
Por las orillas de mi frente de dudas
se me arruga tu recuerdo de frío.
En mi garganta, dos caracolas mudas.
Siento mi soledad en un banco de jacintos,
la noche se levanta con una antorcha
encendida.
Al suelo se me precipita una hoja corinto
Al suelo se me precipita una hoja corinto
con letras de nieve y la escarcha de una
herida.
Dos violines de fuego,
dos lenguas de ron,
dos lenguas de ron,
un fragmento de ruego
y una trenza de corazón.
y una trenza de corazón.
Un poema sobre la tierra
¿quién lo leerá?
¿quién lo leerá?
g h
Huellas
En esta efímera vida
solo unas leves huellas
solo unas leves huellas
darán cuenta de nuestro viaje
firmando sobre la tierra.
firmando sobre la tierra.
Algún viento las borrará
y ya solo quedará soledad en el aire
y un largo y frío invierno
y un largo y frío invierno
que no se acuerda de nadie.
Como vemos, el
libro contiene dos poemas con el mismo título: "Huellas".
Y nos vamos a encontrar esos rastros o recuerdos del silencio a lo largo de toda la obra:
Y nos vamos a encontrar esos rastros o recuerdos del silencio a lo largo de toda la obra:
– El silencio
de Dios:
¿Dios, qué te
habré hecho
para que no
hayas respondido?
(En "Catedral")
– El silencio
del poeta:
Arriba
En un descanso
del silencio,
mi voz se
olvidó del invierno
y me temblaron
en el cielo
dos palabras
buscando un verso
que tú
confundiste con dos besos.
g h
Silencio en mi
calle, cuando se armiña el alba...
(En "Silencio
en mi calle")
Es la calle
del poeta donde se ahogan los pocos sonidos de la vida y los ruidos de la
muerte.
g h
¡Qué ternura
en las venas!
Cómo se llevan
en silencio
el manojillo
de penas
que le sobra
al corazón.
(En "El
río interior", dedicado a R. Alberti)
g h
Llenas mis
silencios de frío,
de poeta por
el tiempo malherido
y me dejas, en
ausencia de quejidos,
una primavera
de cerezos en mis oídos.
(En "Voz
de agua", dedicado a Carmen Badillo)
g h
Por no
agraviar a esta calma
mis labios se
quedan dormidos.
Hasta el
silencio se calla
en esta tarde
callada.
(En "Quietud",
dedicado a Susana Diez de la Cortina)
– El silencio de
la naturaleza, aliada del poeta:
Los cipreses
están dormidos,
mudas las
caracolas,
los ríos bajan
silencio
y las orillas
se callan.
(En "Soledad")
g h
La fuente de
agua sonriente,
hace callar al
silencio
y las hojas de
los chopos que no duermen
son abanicos
verdes para el calor pendiente.
(En "Quietud")
g h
Todo ocurría
en un verde silencio
sin más batir
de alas
que el rocío
que habían olvidado
los ángeles de
la mañana.
(En "La
ladera")
g h
Sus ramas
guardan aún nidos
llenos de
recuerdos
y de mudos
trinos.
(En "Árbol
de dolor")
g h
Silencio
He llamado a
la primavera
para que
asista al eclipse de tus ojos
bajo tus
pestañas acostadas.
Y que les
cuente a los cerezos
cómo duerme la
luna
bajo tus
párpados en beso.
¡Silencio, que
duerme el amor
bajo la mirada
blanca
de un cerezo
en flor!
– El terrible
silencio de la muerte:
Llevo en mi
piel el filo de todos los cementerios
en esta noche
sin candiles,
el silencio se
tumba en el mármol
y una cruz
ocupa mi fotografía.
(En "Llamada
desesperada")
– Y el
silencio que puede estar en el pasado, en la ausencia o en la propia existencia:
g h
Pero no puedo
mover las agujas del tiempo
ni levantar
castillo donde solo queda arena.
El pasado está
lleno de labios en silencio
encerrado en
un paréntesis de un antiguo poema.
(En "Azucena
azul")
g h
Mi corazón
persiste en el recuerdo
aun en la
pureza más dura del vacío,
¡fíjate si te
he querido
y aún te
quiero, aunque te hayas ido!
(En "A
pesar del silencio")
g h
La vida es eso
y lo otro,
un beso y un
corazón roto,
amor y desamor
al mismo tiempo
y ese quejido
que a solas
lanzas
silencioso al viento.
(En "La
vida")
Después de
este recorrido por las huellas que el silencio de Felipe Espílez ha dejado
grabadas en sus textos, voy a transcribir tres poemas que representan instantes
intensos, de hondo lirismo –como toda su poética–, que pueden servir como
colofón de la reseña. Bienvenida sea esta tercera entrega del poeta turolense y que
tenga la acogida que se merece.
Gota
de lluvia
En esa gota de lluvia
vive un recuerdo de nube.
El mar que tiene memoria de cielo,
después de marearla le dice:
después de marearla le dice:
coge las alas de un ángel
y sube otra vez hacia arriba.
Vapor de ángel, vapor de mar,
la nube le ha hecho una cuna
a esa leve gota de mar
la nube le ha hecho una cuna
a esa leve gota de mar
que sube vestida de bruma,
abajo deja un coral.
abajo deja un coral.
g h
Ecos
Dicen que los poetas
repetimos las palabras.
repetimos las palabras.
¿ y no repiten los naranjos
azahares en sus ramas?
azahares en sus ramas?
Dicen que los poetas
olvidamos la rima.
olvidamos la rima.
¿ y no olvida el mar a la espuma
cuando las olas suspiran?
cuando las olas suspiran?
Dicen que los poetas
les cantan siempre a las flores.
¿Acaso no huelen a poesía
¿Acaso no huelen a poesía
las flores cuando las hueles?
Dicen y dicen que dicen
y te vuelven a decir.
y te vuelven a decir.
¿Pero quién juega realmente
al juego de repetir?
al juego de repetir?
g h
La
palmera de las noches dormidas
Se pasó la vida buscando un mundo nuevo
hasta que se le hizo vieja la vida
hasta que se le hizo vieja la vida
y en el último instante, cuando se agrietan
los sueños,
volvió a ser niño y se murió de belleza,
volvió a ser niño y se murió de belleza,
y dejó al lado de la cama una esperanza malva
que yo riego todos los días con agua de estrellas.
que yo riego todos los días con agua de estrellas.
A eso le llamo yo, la palmera de las noches
dormidas.
Repleta de ramas con abrazos y caricias repetidas.
Repleta de ramas con abrazos y caricias repetidas.
Felipe Espílez es un excelente poeta que nos ha visitado en varias ocasiones. Enhorabuena por su nueva obra.
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